Son pocas mis manos para rodear tu cintura
y llegar hasta donde tú sabes…
Encenderte
herido ya tu volcán…
No me mires como loba herida
mientras recorro tus pechos
pequeñas lomas donde mi amor descansa
roto en hervor blanquecino
lava que fluye por todo tu cuerpo
convertido en alocado mar,
sólo mar
donde tú, mujer, y yo,
somos náufragos perdidos.
Diegojavier Oruña Aramburuzabala (Fotografía realizada el año 2008)
TIRSA
Mi querida gata TIRSA vivió conmigo los quince años de su vida. Me hizo una gran compañía y me entregó todo su cariño. Comprenderás que te diga que ha sido el ser que más he querido en mi vida. Sus cenizas las tengo conmigo, enterradas en el jardín. Ojalá pudiera encontrarme de nuevo, algún día, con ella.
La poca vida que me dejas, es tuya.
Mi amiga LUZ, que falleció, el día 8 de febrero de 2009, a los seis años de edad, sobre mis rodillas, de un ataque al corazón, mientras yo estaba viendo la TV. Está enterrada en mi pequeño jardín.
CHISPA
Este animal entrañable, preciosísimo y que desborda cariño, es el que vive ahora conmigo. Lo comparte todo: mi cama, la mesa a la hora de comer, mis butacas..., todo. También son de ella los rincones de la casa, que huele e inspecciona todos los días. Le compro las mejores y más caras latitas de GOURMET y la comida seca de ROYAL CANIN. Todo me parece poco para ella. ¡Es tanto lo que me da a cambio! Me la "como" a besos cuando viene a ofrecerme su compañía. No quiero irme de casa por más de un día, para no dejarla sola, a no ser que me vea obligado a hacerlo. En este caso, me la cuida una bondadosa vecina inglesa.
OTROS AMIGOS ENTRAÑABLES QUE YA NO ESTÁN CONMIGO
TANA, mi primer gato, hermana de Tirsa, muerta apenas cumplido un año de vida, de leucemia felina. Era adorable. Será imposible que la olvide. TULA, hermana de Luz, de un precioso color ceniza, combinado con zonas blancas, cariñosa pero muy independiente. La atropelló un coche delante de mi vivienda, siendo muy jovencita. THAO: Un hermoso gato negro, que me visitaba amenudo. Mi casa era su segunda vivienda. También se apoderó de él la leucemia felina y vi cómo iba adelgazando, perdiendo el apetito, pero no se dejaba coger para poder llevarle al veterinario. Sólo lo pude dormir cuando sus fuerzas le abandonaron casi totalmente. Me hizo una gran compañía, como todos los demás gatos que han vivido conmigo. LUZBEL: Un gato feo y desaliñado, rechazado por todos. Mi casa era su refugio, donde acudía para comer. No me dejaba acercarme a él, pues tanto había sufrido que desconfiaba de todos los humanos. Estuvo conmigo -de esta manera- unos tres o cuatro años, no recuerdo bien. También a este pobre animal le atacó la leucemia felina, igual que a Thao. No lo pude recoger para llevarlo al veterinario por su peligrosidad. Cuando ya la enfermedad le dejó consumido, lo pude llevar al veterinario para verle morir con la piedad que se merecía.
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