BIENAVENTURADOS

la primera luz del día
los que rezan todavía
los que ya han llegado

los que te dicen: sigue

los que creen y confían

los que saben escuchar
los que aman a los niños
los que inician el camino
los que llaman a tu puerta
los que persiguen la belleza
los que cantan todos los días
los perros y también los gatos

los que conversan con las flores
los que hacen callar a las armas

los que viven dentro de sus muros

los que dan de comer a los pájaros
los que no conocen la desconfianza

los que devuelven lo que no es suyo

los que lloran ante una puesta de sol
los que siempre están preguntándose

los jóvenes mayores de cuarenta años
los que aman y nunca han sido amados

los que equivocados, saben pedir perdón

los que ven el rostro amable de las cosas
los que presienten que mañana será tarde
los que administran sabiamente su silencio
los que ganan sin hacer trampas en el juego
los que miran serenos la llegada de la muerte

los que permanecen vivos en nuestra memoria
los que caminan con la espada del amor en alto

los tañidos de las esquilas, que dormecen el aire

los que envidian la fortaleza y humildad del árbol

el lenguaje altivo y enclaustrado de las campanas

los que al llegar la noche están colmados de alegría

los que han escogido el camino, olvidando la posada
los que saben regalar al corazón palabras hermosas
los que se han dejado abrazar y seducir por el viento
los que contemplan admirados cómo repta la serpiente
los animales abandonados y sacrificados sin compasión

los que despiden el día repasando las páginas de un libro
los que vencen a su enemigo con la paciencia de la razón

los que iluminan su poesía desvelando el alma de las cosas

los que al despertarse cada día, descubren el don de la vida
los que pueden recoger los hechizos que emanan del bosque
los que mantienen la luz encendida en su tienda de campaña
los que apuntan con el dedo reclamando la dirección verdadera
los que siguiendo corriendo sin haber encontrado aún sus metas

los mendigos que sólo ocupan el sitio que el frío y el viento llenan
los que viven insultados en cárceles inhumanas exigiendo justicia
los que han sentido en sus brazos el calor de un nuevo nacimiento

los que continúan buscando, terminado ya casi el camino de su vida

los que han podido subirse alguna vez a la rama más alta de un árbol
los que han llegado hasta aquí manteniendo la paciencia de leerme

a todos, un abrazo

Javier Oruña